El término Dislexia
se emplea para designar un síndrome o conjunto de causas determinado, que se
manifiesta como una dificultad para la distinción y memorización de letras o
grupos de letras, falta de orden y ritmo en la colocación, mala estructuración
de frases, etc. se hace notoria tanto en la lectura como en la escritura.
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Pero ¿Qué es?
Es el efecto de múltiples causas, que pueden agruparse entre dos polos,
de una parte los factores neurofisiológicos, por maduración lenta del sistema
nervioso y de otra los conflictos psíquicos, provocados por presiones y
tensiones del ambiente en que se desenvuelve el niño, factores que llevan a problemas
fundamentales, que se encuentran en la mayor parte de los trastornos del
disléxico, cuya gravedad e interdependencia es distinta en cada individuo,
sería manifestación de trastornos que en ocasiones pueden presentarse de un
modo global, más frecuente que aparezcan algunos de ellos de forma aislada.
Estos trastornos son:
Mala lateralización: La lateralidad proceso el cual el niño va
desarrollando preferencia o dominancia de un lado de su cuerpo sobre el otro,
las manos y los pies. Si es del lado derecho, es diestro; si es del lado
izquierdo, zurdo, si no se ha conseguido dominio lateral en alguno lado, se
llama ambidiestro, la lateralidad no está establecida antes de los 5 ó 6
años, aunque algunos niños manifiestan predominio lateral desde corta edad,
suelen llevar trastornos en la visión del espacio y lenguaje, mayor número de
casos se da en niños que no tienen predominio lateral definido La motricidad,
suele ser torpe a la hora de realizar trabajos manuales y sus trazos gráficos
suelen ser descoordinados.
Alteraciones de la psicomotricidad y Falta de
ritmo: En el lenguaje, con pausas notadas en la lectura y escritura.
Falta de equilibrio: Estático y dinámico. Por ejemplo, les cuesta
mantenerse sobre un pie, saltar, montar en bicicleta, marchar sobre una
línea, etc. Conocimiento deficiente
del esquema corporal. Muy unido a la determinación de la
lateralidad y psicomotricidad está el conocimiento del esquema corporal y
sobre todo la distinción de derecha izquierda, referida al propio cuerpo. Así
el niño diestro (normalmente escribe, come, etc. con la mano derecha) y el
zurdo (escribe, come...con la izquierda) tienen su mano derecha e izquierda,
respectivamente, como puntos de referencia fundamentales sobre los que basar
su orientación espacial. El niño mal lateralizado, al poseer una imagen
corporal deficiente, carece de los puntos de referencia precisos para su
correcta orientación. El cuerpo sitúa al sujeto en el espacio y es a partir
del cuerpo como se establecen todos los puntos de referencia por medio de los
cuales se organiza toda actividad.
Trastornos perceptivos: Toda la percepción espacial está cimentada sobre
la estructura fundamental del conocimiento del cuerpo. Se sitúan los objetos
teniendo en cuenta que la posición del espacio es relativa, una calle no
tiene realmente ni derecha ni izquierda, dependiendo ésta de la posición
donde esté situada la persona. También el concepto que tenga de arriba-abajo,
delante-detrás, referido a sí mismo, lo proyectará en su conocimiento de las
relaciones espaciales en general.
Del mismo modo, en la lectura y la escritura, el niño tiene que
fundamentarse en sus coordenadas arriba-abajo, derecha-izquierda,
delante-detrás; y plasmarlas en la hoja de papel y en la dirección y forma de
cada signo representado. El niño que no distinga bien arriba-abajo tendrá
dificultades para diferenciar las letras.
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Falta de atención. Debido al esfuerzo intelectual que tienen que
realizar para superar sus dificultades perceptivas específicas, suelen
presentar un alto grado de fatiga. Por esta causa los aprendizajes de lectura
y escritura le resultan áridos, sin interés, no encontrando en ellos ningún
atractivo que reclame su atención.
Desinterés por el estudio. La falta de atención, unida a un medio familiar
y escolar poco estimulante, hacen que se desinteresen por las tareas
escolares. Así, su rendimiento y calificaciones escolares son bajos. Inadaptación personal. El niño
disléxico, al no orientarse bien en el espacio y en el tiempo, se encuentra
sin puntos de referencia o de apoyo, presentando en consecuencia inseguridad
y falta de estabilidad en sus reacciones. Como mecanismo de compensación,
tiene una excesiva confianza en sí mismo e incluso vanidad, que le lleva a
defender sus opiniones a ultranza.
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La dislexia se manifiesta de una forma más concreta en el ámbito
escolar, en las materias básicas de lectura y escritura. Según la edad del
niño, la dislexia presenta unas características determinadas que se pueden
agrupar en tres niveles de evolución. De modo que aunque el niño disléxico
supere las dificultades de un nivel, se encuentra con las propias del
siguiente. De esta forma, la reeducación hará que éstas aparezcan cada vez
más atenuadas o que incluso lleguen a desaparecer con la rehabilitación. A
continuación realizamos un análisis por rangos de edad.
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