14/8/11

Mensaje para ti

Varios temas gratis de todo para todos día con día

Antes de poder plasmar en papel, las hermosas palabras que me dio alguna vez un “Sacerdote” que mencionó; debo comentar porque es admirable haber conocido y reconocido que no necesariamente en los sacerdotes existen muy malos o muy buenos para la oración, o la ayuda o falta de entrega hacia sus semejantes, pues antes debemos reconocerlos como humanos.

En mi vida he conocido maravillosos sacerdotes son y fueron: (porque algunos ya están con dios)

Del Instituto Damián.-
(Chalco Edo. De México)
Padre Jaime, Padre Alberto
Grandes seres humanos con verdadera entrega a dios y hermoso apoyo a niños muy solos, en el caso del Padre Alberto era muy juguetón, le fascinaba espantar y sus bromas eran muy bien planeadas, nos las contaba y se nos paraban los pelos de punta, alguna vez me hizo una a mí tan fuerte que me dieron hasta bolillo etc. Porque me espanto horrible pero era muy simpático.
El Padre Jaime, fue para mí como mi “Padre” Lindísimo, todos lo queríamos mucho era joven, me enseño mucho sobre el
¿Cómo querer a los demás y ser paciente?

De la Iglesia de “La Pasión”
(Col. Guadalupe Insurgentes D.F.)
Padre Federico, Padre José
Este último considerado por todos como un sacerdote que mostraba un verdadero amor por todos los demás, y que incluso decían que “Levitaba” cuándo daba la misa, alguna ocasión me confesé con él, y con un amor te decía:
Haber hijito, dime en que hemos faltado a diosito, te aconsejaba con mucho amor y te daba la bendición, inspiraba una ternura y amor especial.

De la Iglesia de “San Juan Bautista”
(Coyoacán Centro D.F.)
Un padre muy amoroso con los niños y donde jugaba cuando era niño, dormía en una cama de piedra y vivía en la iglesia, en la forma más sencilla porque decía que para él, lo importante era primero el amor, después la ayuda a los demás y la absoluta fe, cuándo se fue junto a dios, lo extrañe años, a la fecha.
Esta iglesia se caracterizaba por tener catacumbas, de hecho él me contaba las historias y recuerdo que como niño, me daba miedo pero a la vez, quería conocer de todo y nunca me dejo ver el lugar que a simple vista parecía de terror.
(Lo máximo en amor a sus semejantes)

De la Iglesia de “Nuestra Señora de Guadalupe”
(Guadalupe Inn en San Ángel D.F.)
El Padre Alberto
Desde joven, eran tan entregadas y hermosas sus celebraciones, que toda la comunidad esperaba ansiosa cuándo él daba la misa, hablaba con un gran amor de dios, diciéndonos; Papá Dios, esto y Papá Dios el otro, admirable como humano hacia de las misas un rato muy hermoso.

El Papa Juan Pablo 11
Un ser humano con una expresión y mirada celestial, mi más admirado servidor en la tierra, no he conocido similar, cuánto amor daba a todos, realmente me dolió su partida como a muchos, enseño en la tierra con el mismo amor que
“Cristo enseño”
No hay palabras para describir su bondad y amor.



El Padre Francisco
Párroco de años de la Iglesia de “San Isidro” en
Cuautitlán Izcalli
¿Quién o cómo era?
Un ser humano con toda entrega a sus semejantes,
su habitación dentro de la iglesia súper sencilla, dedicado al 100% a ayudar a los pobres desde su inicio y con grandes apoyos espirituales, para adolescentes y adultos que nos acercábamos a él.
Su misión constante, recolectar comida y ropa para los pobres, y él me entrego unas hermosas palabras un 25 de agosto del año 2000 que dicen:

Mensaje de Jesús

¿Por qué te confundes y te agitas, ante los problemas de la vida?

Déjame el cuidado de todas tus cosas,
Y en todo te irá mejor.
Cuándo te abandones en mí, ¡Todo se resolverá!
Con tranquilidad según mis designios,
No te desesperes, no me dirijas una oración agitada,
Cómo si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos.
Cierra los ojos del alma, y dime con calma:
                    Jesús, yo confío en ti.

Evita las preocupaciones y angustias
Y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después.
No estropees mis planes
Queriéndome imponer tus ideas.
¡Déjame ser Dios! Y actuar con libertad.
Abandónate confiadamente en mí,
Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro.
Dime frecuentemente
                Jesús, yo confío en ti.


Lo que más daño te hace es tú razonamiento
Tus propias ideas
y querer resolver las cosas a tu manera.
Cuándo me dices
               Jesús, yo confío en ti
¡No seas como el paciente que le pide al médico que lo cure!
Pero le sugiere el modo de hacerlo.
Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo
                           ¡Yo, te amo!
Si crees que las cosas empeoran o se complican,
A pesar de tu oración, sigue confiando
Cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a toda hora
               Jesús, yo confío en ti
Necesito las manos libres para poder curar.
No me ates con tus preocupaciones inútiles.

Satanás quiere eso:
Agitarte, angustiarte, quitarte la paz.
Confía solo en mí, abandónate en mí.
Así, que no te preocupes,
hecha en mí, todas tus angustias
y duerme tranquilamente.
Dime siempre:
            Jesús, yo confío en ti
Y verás,
¡Grandes milagros, te lo prometo, por mi amor!
José

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